Dado que no he vivido aislado de la civilización en los últimos 25 años, evidentemente ya había oído hablar de la gripe A antes de contraerla. Como factor agravante, tengo el vicio de consultar la prensa a diario, o sea que desde hace seis meses es raro que pase un día sin que lea u escuche la expresión "gripe A". Pese a todo, confieso que cuando la médico me dio su diagnóstico, busqué más información en Internet.
Pues parece que como yo se han comportado muchísimos enfermos de gripe A. Para mucha gente, incluso quienes no tienen ni blog ni twitter ni usan lenguaje dospuntoceril, Google es la primera herramienta para saber algo más de una enfermedad nueva que de repente les cae encima. Hasta tal punto que el casi monopolístico buscador ha sido capaz de proponer una estimación de la evolución del virus muy cercana a la realidad.
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